En el corazón del barrio del Carmen, donde las calles estrechas guardan siglos de vida y las fachadas respiran historia, una vivienda de más de cien años renace. La reforma integral en El Carmen, Valencia, llevada a cabo por ELO Construcciones junto al equipo de DG Arquitecto —formado por Isabel Roger Sánchez y Daniel González López—, es una oda al equilibrio entre lo antiguo y lo contemporáneo. Un proyecto que no solo rehabilita un espacio, sino que le devuelve su alma, preservando su historia y llenándola de luz, color y vida.
El reto fue mayúsculo: transformar una estructura centenaria en una vivienda abierta, funcional y desenfadada, respetando su esencia original. El proyecto se articula en torno a tres grandes áreas: una zona de día donde la cocina con isla se erige como corazón de la casa, una zona de noche con dormitorio en suite, vestidor y espacio de trabajo, y un patio interiorque actúa como pulmón y refugio silencioso. En este último, un muro conservado con todas sus cicatrices se convierte en el protagonista, símbolo de las huellas del tiempo y del respeto con que fue ejecutada la intervención.
Colaboradores
DG Arquitecto — dg-arquitecto.com
Fotografía: Mariela Apollonio
Iluminación: Arkoslight
El diseño es una conversación entre historia y modernidad. Los colores amarillo y azul dominan la escena: el amarillo ilumina los ventanales y el mobiliario, aportando vitalidad y alegría, mientras el azul en los pavimentos hidráulicos de cocina y baños equilibra con serenidad. La luz natural penetra con suavidad, bañando las superficies y potenciando el diálogo entre materiales, texturas y volúmenes. La vivienda cobra así un carácter único, reflejo de sus propietarios —una pareja joven amante de la música y el cine— y de una forma de habitar que valora la autenticidad por encima del artificio.
La ejecución, a cargo de ELO Construcciones, fue un ejercicio de precisión y sensibilidad. Bajo el MétodoELO, basado en el sistema Last Planner®, cada fase se planificó con rigor y orden, asegurando plazos definidos y una coordinación perfecta con el equipo técnico. No se trataba solo de construir, sino de honrar la historia del edificio, integrando sistemas modernos sin alterar su espíritu. El resultado es una obra limpia, detallista y coherente, donde cada decisión constructiva contribuye al equilibrio final.
Hoy, esta vivienda respira contemporaneidad sin perder su memoria. Es un espacio que fluye, donde lo nuevo y lo viejo conviven con naturalidad. Los materiales cálidos, la luz filtrada y los acentos de color componen un hogar que invita a vivirlo: un lugar desenfadado, luminoso y lleno de energía, tan único como el barrio que lo acoge.
